Nunca
me ha resultado simpática Esperanza Aguirre, pero ahora le doy toda la
razón. El gran error de la transición política española fue "el café
para todos". Ahora lo estamos pagando. España tiene muchos
problemas, pero todos ellos se resumen en uno: la estructura del Estado
es la de un estado rico y despilfarrador. El Estado ha sido debilitado
hasta la extenuación. España no tiene credibilidad ante
los mercados porque la crisis ha descubierto sus debilidades internas;
su falta de cohesión; su incapacidad para poner orden dentro de la
nación. Es el momento de revisar la estructura territorial del Estado y
aprovechar la crisis para dotarlo de eficacia, rotundidad, poder y
transparencia. Tiene razón Rosa Díez –otra mujer– cuando clama por un
pacto de legislatura. Hay que salvar al Estado. La crisis no la puede
resolver ni la derecha ni la izquierda. Sólo un Estado fuerte y capaz. Hay que salvar a España de la intervención. Para hacerlo, debemos salvar, antes, al Estado.
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